¿Qué es la Diabetes Gestacional y por qué es importante?
- Dr. Luis Hernández

- 21 ago
- 6 Min. de lectura

El embarazo es una etapa de grandes cambios para el cuerpo, y uno de los más significativos ocurre en la forma en que el organismo maneja la glucosa (azúcar).
La diabetes gestacional es una condición en la que una mujer, que no tenía diabetes antes de quedar embarazada, desarrolla niveles altos de glucosa en la sangre durante la gestación.
Generalmente, se diagnostica entre las semanas 24 y 28 del embarazo, ya que es en esta etapa cuando la producción de ciertas hormonas placentarias alcanza su punto máximo, complicando la función de la insulina.
¿En qué se diferencia de otros tipos de diabetes?
Para entender mejor la diabetes gestacional, es útil compararla con otros tipos:
Diabetes Tipo 1: Es una enfermedad autoinmune en la que el sistema inmunológico del cuerpo ataca y destruye las células del páncreas que producen insulina. Por lo tanto, el cuerpo produce muy poca o ninguna insulina. Suele diagnosticarse en la infancia o adolescencia.
Diabetes Tipo 2: Es la forma más común. Ocurre cuando el cuerpo no produce suficiente insulina o las células del cuerpo no responden bien a ella (resistencia a la insulina). Se relaciona a menudo con factores de estilo de vida y genéticos, y puede desarrollarse a cualquier edad, aunque es más común en adultos.
Diabetes Gestacional: Es una condición específica del embarazo. El cuerpo de la madre desarrolla una resistencia a la insulina temporal para que haya más glucosa disponible para el bebé en crecimiento, pero si el páncreas de la madre no puede producir suficiente insulina extra para compensar, los niveles de glucosa en sangre se elevan. La buena noticia es que, en la mayoría de los casos, esta condición desaparece después del parto.
Factores de riesgo: ¿quiénes tienen más probabilidades de desarrollarla?
Aunque la diabetes gestacional puede afectar a cualquier mujer, existen varios factores que aumentan el riesgo:
Edad materna > 25–30 años: El riesgo de desarrollar diabetes gestacional aumenta con la edad.
Sobrepeso u obesidad antes o al inicio del embarazo: El exceso de peso aumenta la resistencia a la insulina.
Antecedentes familiares de diabetes: Si tienes padres o hermanos con diabetes tipo 2, tu riesgo es mayor.
Antecedente de diabetes gestacional en un embarazo previo: Una vez que la has tenido, las probabilidades de que vuelva a ocurrir en futuros embarazos son altas.
Síndrome de ovario poliquístico (SOP): Esta condición se asocia con resistencia a la insulina, lo que incrementa el riesgo de diabetes gestacional.
Historia de macrosomía: Haber tenido un bebé que pesó más de 4 kg (8.8 libras) en un parto anterior es una señal de que pudo haber existido un problema de control de glucosa.
Causas y fisiopatología simplificada
Durante el embarazo, la placenta produce hormonas como el lactógeno placentario humano y el cortisol.
Estas hormonas son esenciales para el desarrollo del bebé, pero tienen un "efecto secundario": hacen que las células del cuerpo de la madre sean más resistentes a la insulina.
Esta resistencia es un mecanismo normal y natural del cuerpo para asegurar que el bebé reciba un suministro constante de glucosa.
El páncreas de la madre debe trabajar mucho más para producir la insulina extra necesaria para superar esta resistencia. Sin embargo, en mujeres con diabetes gestacional, el páncreas no logra compensar con la producción adicional de insulina, lo que lleva a un aumento de la glucosa en la sangre.
Síntomas (cuando los hay)
La diabetes gestacional es, en la mayoría de los casos, asintomática. Por eso, las pruebas de detección rutinarias son tan importantes. Cuando los síntomas aparecen, pueden ser sutiles y, a menudo, se confunden con los síntomas típicos del embarazo. Estos incluyen:
Aumento de la sed
Necesidad de orinar con más frecuencia
Fatiga excesiva
Visión borrosa (en casos más avanzados)
Si experimentas alguno de estos síntomas, es fundamental que se lo comentes a tu médico.
Diagnóstico: la prueba de la glucosa
El diagnóstico se realiza de manera rutinaria entre las semanas 24 y 28 del embarazo mediante una prueba de tolerancia oral a la glucosa. Debes saber que segun guias la ADA menciona la estrategia de un paso ( mas globalizado y una estrategia de dos pasos )
El de un paso :

El de dos pasos, se hace sin ayuno con 50 g de glucosa y se mide a la hora, si la glucosa sale arriba de 130 mg/dl , entonces se hace la segunda prueba en diferente día en ayunas con 100g de glucosa.
2 resultados anormales de los 4 , confirman la prueba

Riesgos para la madre y el bebé
Para la madre:
Mayor probabilidad de parto por cesárea: Los bebés con macrosomía (muy grandes) pueden dificultar un parto vaginal, aumentando la necesidad de una cesárea.
Preeclampsia: Es una complicación grave del embarazo caracterizada por presión arterial alta y signos de daño a órganos como los riñones.
Desarrollo futuro de diabetes tipo 2: Una mujer que ha tenido diabetes gestacional tiene un riesgo significativamente más alto de desarrollar diabetes tipo 2 en los próximos años.
Para el bebé:
Macrosomía (bebé muy grande): El exceso de glucosa en la sangre de la madre cruza la placenta, lo que hace que el páncreas del bebé produzca más insulina para procesarla. Este exceso de insulina actúa como una hormona de crecimiento, resultando en un bebé más grande de lo normal.
Hipoglucemia neonatal: Después del parto, el bebé, acostumbrado a producir grandes cantidades de insulina, puede tener una caída brusca en sus niveles de glucosa, lo que requiere monitoreo y tratamiento.
Dificultad respiratoria: Los bebés de madres con diabetes gestacional pueden tener un desarrollo pulmonar más lento.
Mayor riesgo de obesidad y diabetes en la vida adulta: El entorno intrauterino con niveles altos de glucosa puede predisponer al niño a desarrollar problemas metabólicos a largo plazo.
Tratamiento y manejo: control total
El objetivo principal es mantener los niveles de glucosa en la sangre dentro de un rango saludable para prevenir complicaciones. El tratamiento se basa en tres pilares:
Alimentación saludable: Un plan nutricional individualizado es la piedra angular del tratamiento. Se enfoca en el control de carbohidratos, la ingesta de fibra y proteínas, y en elegir alimentos con un bajo índice glucémico. Trabajar con un nutriólogo es fundamental.
Ejercicio regular adaptado al embarazo: La actividad física ayuda a que el cuerpo sea más sensible a la insulina. Ejercicios de bajo impacto como caminar, nadar o hacer yoga prenatal son excelentes opciones, siempre bajo supervisión médica.
Monitoreo de glucosa capilar: La mujer debe medir su glucosa en sangre varias veces al día con un glucómetro para verificar que el plan de alimentación y ejercicio estén funcionando.
Uso de insulina (si es necesario): Si la dieta y el ejercicio no son suficientes para controlar los niveles de glucosa, el médico puede recetar inyecciones de insulina. La insulina es segura para el embarazo y no cruza la placenta, por lo que no afecta al bebé.
Seguimiento posparto
Una vez que el bebé ha nacido, la diabetes gestacional generalmente desaparece. Sin embargo, el seguimiento es crucial:
Control de glucosa después del parto: Se realizará una prueba de glucosa entre las 6 y 12 semanas posparto para confirmar que los niveles han vuelto a la normalidad.
Riesgo futuro: Aunque la condición desaparezca, el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en el futuro es alto. Por ello, se recomienda un control de glucosa anual.
Importancia de hábitos de vida saludable a largo plazo: Mantener una dieta balanceada y hacer ejercicio regularmente no solo ayuda a prevenir la diabetes tipo 2, sino que es vital para la salud general.
Prevención: pequeños pasos, grandes beneficios
Aunque no siempre es posible prevenir la diabetes gestacional, se pueden tomar medidas para reducir el riesgo:
Mantener un peso saludable antes y durante el embarazo: Ganar peso de forma controlada y saludable durante la gestación es clave.
Alimentación balanceada: Consumir una dieta rica en frutas, vegetales, granos integrales y proteínas magras.
Ejercicio regular: Incorporar la actividad física en la rutina diaria.
Mitos y realidades
Mito: "Solo ocurre en mujeres con obesidad".
Realidad: ¡Incorrecto! Aunque la obesidad es un factor de riesgo importante, la diabetes gestacional puede ocurrir en mujeres de cualquier peso, incluso en mujeres delgadas y sanas, debido a la predisposición genética o a la respuesta hormonal del cuerpo.
Mito: "Siempre se necesita insulina".
Realidad: Falso. La gran mayoría de las mujeres con diabetes gestacional pueden controlar sus niveles de glucosa solo con cambios en la dieta y el ejercicio. La insulina se utiliza únicamente cuando estas medidas no son suficientes.
Mito: "Desaparece después del embarazo y ya no pasa nada".
Realidad: Es cierto que suele desaparecer, pero no es el final de la historia. Haberla padecido es una señal de que el cuerpo puede tener dificultades para manejar la glucosa, lo que aumenta el riesgo de desarrollar diabetes tipo 2 en los años siguientes. Por eso, el seguimiento y los hábitos saludables son tan importantes.
La diabetes gestacional es una condición manejable. Con el diagnóstico y el tratamiento adecuados, es posible tener un embarazo saludable y un bebé fuerte. La clave es el conocimiento y la colaboración estrecha con tu equipo médico.



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