Alimentos que NO deberías tener en tu cocina
- Dr. Luis Hernández
- 7 jun
- 6 Min. de lectura

En un mundo donde la conveniencia a menudo supera la conciencia, nuestra dieta se ha poblado de alimentos que, aunque sabrosos y accesibles, representan una amenaza silenciosa para nuestra salud cardiovascular.
El infarto de miocardio, una de las principales causas de mortalidad a nivel global, no surge de la nada; es el resultado acumulativo de años de hábitos y exposiciones, entre los cuales, la alimentación juega un papel preponderante.
Hoy, pondremos bajo la lupa una selección de alimentos comunes que, cuando se consumen en exceso y de manera crónica, tienen el potencial de dañar tu corazón.
Nos basaremos en la imagen que ilustra estos "villanos" alimentarios para explicar cómo cada uno contribuye al riesgo de infarto y por qué es crucial moderar su consumo.
Entendiendo el Infarto y su Conexión con la Dieta
Un infarto de miocardio ocurre cuando el flujo de sangre a una parte del corazón se bloquea, generalmente por un coágulo que se forma sobre una placa de ateroma (acumulación de grasa, colesterol y otras sustancias) en las arterias coronarias.
Esta obstrucción priva al músculo cardíaco de oxígeno, causando daño o muerte del tejido.
La formación de estas placas (aterosclerosis) y el riesgo de coágulos están directamente influenciados por nuestra dieta a través de factores como:
Niveles elevados de colesterol LDL ("malo").
Niveles altos de triglicéridos.
Inflamación crónica.
Resistencia a la insulina y diabetes.
Hipertensión arterial.
Los alimentos que exploraremos a continuación contribuyen a uno o varios de estos factores de riesgo y es importante que sepas que las grasas trans son inflamatorias y predisponen al infarto, que el problema del sodio, no es el sodio en si, si no el exceso de sodio y que los aceites con alto contenido de omega 6 , son inflamatorios y que predisponen a problemas cardiovasculares, entre ellos el infarto.
Los "Villanos" de Tu Plato: Alimentos a Consumir con Extrema Moderación
Papas Fritas (Procesadas y Fritas):
Por qué elevan el riesgo: Son una bomba de calorías vacías, grasas no saludables (a menudo grasas trans o aceites vegetales refinados y ricos en Omega-6 pro-inflamatorios), y sodio en exceso .
El proceso de fritura a altas temperaturas puede generar compuestos dañinos. El consumo crónico contribuye al aumento de peso, obesidad, inflamación sistémica, resistencia a la insulina y dislipidemia (alteraciones en los lípidos sanguíneos), todos factores de riesgo para la aterosclerosis y el infarto.
Aceites Altos en Omega-6 (Pro-inflamatorios) y Aceites Parcialmente Hidrogenados:
Por qué elevan el riesgo: Aunque los Omega-6 son esenciales, un exceso en la dieta (común en aceites de maíz, girasol, soja, algodón) en desequilibrio con los Omega-3, promueve la inflamación crónica en el cuerpo.
Esta inflamación es un motor clave en la formación de placas ateroscleróticas. Los aceites parcialmente hidrogenados, presentes en muchos productos procesados, son fuentes de grasas trans, las cuales aumentan el colesterol LDL y disminuyen el HDL, aumentan la inflamación del cuerpo siendo de las grasas más perjudiciales para el corazón.
Sopa Instantánea:
Por qué elevan el riesgo: Son extremadamente altas en sodio (sal), grasas saturadas, y a menudo contienen glutamato monosódico, grasas trans y otros aditivos. El exceso de sodio es un factor directo de hipertensión arterial, que a su vez es un factor de riesgo mayor para infartos. Su bajo contenido nutricional y alto procesamiento las convierten en un contribuyente a una dieta de baja calidad.
Helados Ultraprocesados:
Por qué elevan el riesgo: Son una fuente concentrada de azúcares añadidos (incluido jarabe de maíz de alta fructosa), grasas saturadas y/o trans, calorías vacías y tienen aceites altos en omega 6, el combo ideal para un infarto.
El exceso de azúcares se convierte en triglicéridos en el hígado y contribuye a la resistencia a la insulina, mientras que las grasas no saludables impactan el colesterol LDL y la inflamación.
Galletas (Especialmente las procesadas):
Por qué elevan el riesgo: Gran parte de las galletas comerciales están hechas con harinas refinadas, azúcares añadidos (incluido JMAF), grasas trans o grasas saturadas de palma y aceites vegetales . Esta combinación contribuye a la inflamación, el aumento de peso, la dislipidemia y el descontrol glucémico, acelerando la aterosclerosis.
Caldo de Pollo (Procesado en Cubos/Polvo):
Por qué eleva el riesgo: A pesar de su apariencia inocua, los caldos procesados son extremadamente altos en sodio y a menudo contienen grasas trans o aceites pro-inflamatorios, además de glutamato monosódico. El consumo excesivo de sodio es un impulsor directo de la hipertensión.
Mayonesa (Comercial):
Por qué eleva el riesgo: Aunque la mayonesa tradicional se hace con huevo y aceite, las versiones comerciales suelen usar grandes cantidades de aceites vegetales ricos en Omega-6 pro-inflamatorios (como aceite de soja o canola) y, a veces, azúcares y aditivos. Un desequilibrio crónico de Omega-6/Omega-3 contribuye a la inflamación arterial.
Además hoy en día, la gran mayoría de mayonesas, contienen grasas trans.
Pan Blanco:
Por qué eleva el riesgo: Elaborado con harinas altamente refinadas, desprovistas de fibra y nutrientes. Se comporta como un azúcar simple en el cuerpo, provocando picos rápidos de glucosa e insulina, lo que contribuye a la resistencia a la insulina y a la formación de triglicéridos. Su consumo crónico se asocia con un mayor riesgo de diabetes tipo 2 y enfermedades cardiovasculares.
Generalmente el pan blanco (no el integral) contiene jarab de maiz alto en fructosa y grasas trans.
Margarinas:
Por qué elevan el riesgo: En primer lugar, la gente la confunde con mantequilla cuando no es asi, pues la margarina esta hecha a base de aceites con una alta proporción de aceites Omega-6 que, en exceso, promueven la inflamación y además contiene grasas trans . Su procesamiento las hace nutricionalmente inferiores a grasas naturales como el aceite de oliva o la mantequilla de verdad (en moderación).
Palomitas de Microondas:
Por qué elevan el riesgo: A menudo contienen grasas trans o aceites de palma hidrogenados, cantidades excesivas de sodio y aditivos, sin dejar de lado que muchas veces ya no tienen mantequilla, si no margarina. Ademas incluyendo saborizantes artificiales. La combinación de grasas no saludables y sodio es perjudicial para el corazón.
Refrescos:
Por qué elevan el riesgo: Son una fuente concentrada de azúcares añadidos, especialmente jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF). El consumo regular está fuertemente vinculado al aumento de peso, obesidad, resistencia a la insulina, diabetes tipo 2, aumento de triglicéridos y enfermedades cardiovasculares. El jarabe de maíz alto en fructosa se metaboliza directamente en el hígado, favoreciendo la acumulación de grasa hepática y dislipidemia.
Comida Rápida (Hamburguesas, Pollo Frito, Pizza Procesada):
Por qué eleva el riesgo: Representan la suma de muchos de los "villanos" mencionados: alto contenido de grasas saturadas y trans, exceso de sodio, azúcares añadidos, carbohidratos refinados y bajo aporte de fibra y micronutrientes. Su consumo frecuente es un factor de riesgo directo para obesidad, diabetes tipo 2, hipertensión y enfermedades cardiovasculares.
Embutidos (Salchichas, Tocino, Jamón Procesado):
Por qué elevan el riesgo: Son carnes procesadas, ricas en sodio, grasas saturadas, y a menudo contienen nitratos y nitritos como conservantes. La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha clasificado las carnes procesadas como carcinógenos del Grupo 1 (causantes de cáncer colorrectal).
Además, el problema con los embutidos es que la gente suelen creer que es una fuente de proteína, cuando no es así, de hecho tiene almidón, su alto contenido de sodio y grasas saturadas contribuye directamente a la hipertensión y la dislipidemia, aumentando el riesgo de infarto.
La Arteriosclerosis y el Infarto: Una Cadena de Eventos
El consumo crónico y excesivo de estos alimentos contribuye a:
Inflamación Crónica: Los aceites pro-inflamatorios y el exceso de azúcar/carbohidratos refinados promueven una inflamación constante en las paredes arteriales.
Dislipidemia: Aumento del colesterol LDL oxidado y de los triglicéridos, que se acumulan en las arterias.
Resistencia a la Insulina y Diabetes: El descontrol glucémico y la resistencia a la insulina dañan los vasos sanguíneos y favorecen la aterosclerosis.
Hipertensión: El exceso de sodio y el daño vascular elevan la presión arterial, sometiendo a las arterias a un estrés constante.
Todos estos factores convergen para acelerar la formación de placas de ateroma en las arterias (aterosclerosis), estrechándolas y haciéndolas menos elásticas. Con el tiempo, estas placas pueden romperse, formando coágulos que obstruyen completamente el flujo sanguíneo, resultando en un infarto de miocardio.
Priorizando tu Corazón: El Camino Hacia una Alimentación Consciente
La buena noticia es que la prevención está en tus manos. Pequeños cambios en tu dieta pueden tener un impacto monumental en la salud de tu corazón:
Minimiza el Azúcar Añadido y Carbohidratos Refinados: Son el principal combustible para el aumento de triglicéridos y la resistencia a la insulina.
Evita Grasas Trans y Modera Grasas Saturadas: Opta por grasas saludables como las del aguacate, aceite de oliva, frutos secos y pescado graso.
Reduce el Sodio: Disminuye el consumo de alimentos procesados, enlatados y comidas rápidas.
Prioriza Alimentos Integrales: Consume abundantes frutas, verduras, legumbres, granos enteros y proteínas magras.
Cocina en Casa: Te permite controlar los ingredientes y evitar aditivos y grasas ocultas.
En Conclusión:
Tu corazón es el músculo más vital y merece el mejor combustible. Los alimentos ultraprocesados, con su carga de azúcares, grasas no saludables y sodio, representan un riesgo real cuando se consumen en exceso y de forma crónica. Al elegir conscientemente alimentos integrales y frescos, no solo estarás nutriendo tu cuerpo, sino que estarás invirtiendo en años de vida saludable y protegiendo tu corazón de manera efectiva. ¡Haz de tu alimentación tu mejor medicina!
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